Un jardín para pensar y disfrutar

En la parroquia soberina de Mer puede visitarse una singular iniciativa, que muestra el concepto europeo de los espacios ajardinados

C.Viqueira-S.Veiga

El ritmo sosegado de la naturaleza es el protagonista de este jardín, pensado para parar el reloj y dejar correr el tiempo. EC.

La Arcadia feliz que cantara el poeta, el jardín del Edén donde toda la dicha es posible, un remanso de paz para vivir y crear puede encontrarse en Sober. Este concepto de exaltación de la vida en contacto con una naturaleza adaptada al disfrute estético y vital, de gran raigambre clásica, puede experimentarse en la parroquia de Mer-Proendos, donde una pareja de alemanes procedentes del mundo de la informática y los negocios han exportado a la Ribeira Sacra su experiencia de varios lustros en Kent, la zona de Gran Bretaña conocida como “el jardín de Inglaterra”. Martin y Barbara explican que han querido trasladar el concepto anglosajón y europeo de jardín doméstico como un lugar visitable y de disfrute, y lo han implantado en lo que ellos definen como “la aldea perfecta”.

De este sosiego brotan con facilidad las ideas más originales, como las fuentes de forja que realizan su juego de agua gracias al impulso de pequeñas placas solares. EC

Barbara y Martin, los artífices de este jardín. EC

Naturaleza y creación

Según explica Barbara, “en Inglaterra es una costumbre extendida que el turista visite jardines como un atractivo turístico más, y deje una pequeña aportación económica destinada a asociaciones contra el cáncer, de apoyo a colectivos desfavorecidos, etc”, aunque reconoce que “en España esta costumbre no está implantada, ni tampoco el donativo que supone, por lo que las visitas aquí son totalmente gratuitas”. La cálida acogida que Martin y Barbara ofrecen a quien quiere acceder a su jardín es solo el comienzo de una serie de gratas experiencias, al discurrir por espacios ajardinados tan dispares e igualmente cuidados como un huerto para el autoconsumo, la inevitable viña doméstica, el incipiente bosquecillo de variedades singulares (hasta cuenta con un olivo), y la zona de los invernaderos para la explotación comercial de las variedades florales. Todo ello, con una fantástica pradera de fondo, de cuyo cuidado se encargan “las vacas de los vecinos, a quienes hemos pedido que las suelten por nuestra pradera, y así nos evitan el trabajo de recortarla, a la vez que los animales se alimentan”. Unas sinergias con el entorno que, además de demostrar un respeto inusual por el medio ambiente, constituyen un auténtico homenaje a la vida “tranquila y apacible” que preside el tiempo en la Ribeira Sacra. “En un viaje de negocios vine a Santiago, acompañado de Barbara, y quedamos maravillados con tanta belleza”, reconoce Martin, que enseguida inició un recorrido por diversas zonas de Galicia, buscando una casa con internet (“lo primero, internet, luego la casa”) que le permitiera mantener sus negocios telemáticamente, y una zona verde suficientemente holgada para desarrollar este concepto de jardín.

Todas las posibilidades de la naturaleza, unidas al espíritu creativo, se ponen en marcha y dan lugar a un paisaje de esculturas, como la denominada Depopulation (=despoblamiento, en inglés), que simboliza el abandono del campo. Esta escultura ha sido realizada con viejos aperos de labranza abandonados en la casa. EC

Un jardín “para pensar y generar ideas”, como las esculturas que realiza Martin, partiendo de piezas de soldadura que acaban siendo fuentes movidas por pequeñas placas solares, o de objetos encontrados en la finca, como la sucesión de cráneos de oveja elevados a la categoría de escultura y que marcan el acceso a los invernaderos. Entre tanto, espacios con bancadas, fuentes y arriates de las más fantásticas flores, para que el visitante no tenga prisa por salir de allí. “Buscamos un jardín para que la gente disfrute y pueda pensar”, reconoce Barbara, polifacética creadora de jardines, cerámica y diseños, que lleva dos años convocando a los artesanos de la Ribeira Sacra a este su jardín, “para que muestren aquí su trabajo, en este entorno natural y agradable, ya que es importante revalorizar la artesanía en su entorno original”. Tras dos mercadillos navideños, esperan que en Semana Santa la decena de satisfechos artesanos que les pidieron repetir vuelvan a congregar al público en este pequeño paraíso en Sober.

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